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Pekín o la nostalgia cromática

HerminioJF.-Disculpen este nuevo ejercicio de «autobombing«, pero ayer terminaron las olimpiadas, y ya las estoy echando de menos, pese a estar tan poco dotado para el deporte como ejercitante que como espectador. Descuiden; ya he recibido cumplido castigo por tan poca disposición atlética teniendo que maquetar miles de páginas deportivas en la última decada, e incluso viéndome obligado a rediseñar un diario deportivo completo. De todas formas, confieso que las páginas olímpicas me causan especial interés, porque nos ofrecen una experiencia diferente (e intensa) cada cuatro años a la gente del oficio. Para variar, deportes como la vela, la esgrima o el ciclismo en pista consiguen una efímera gloria alcanzando portadas, y el omnipresente verde del césped de los campos de fútbol se sustituye por el turquesa tatami del judo o el taekwondo, el rojo de la tierra batida de la pista de tenis, el luminoso azul piscina o el blanco talco que embadurna las manos de los gimnastas.

Así que, como ven, más que de sudor y adrenalina, mi nostalgia olímpica es una nostalgia cromática. En la prensa generalista el fútbol es el deporte omnipresente y ese desagradecido verde del campo de fútbol (ese mismo verde que Alexander Liberman calificaba de «veneno en los kioskos») impregna todas las fotografías. Sin embargo los deportes olímpicos, tan variados en técnica y color, ofrecen una infinidad de posibilidades visuales que explorar. Da gusto navegar por el canal fotográfico de las agencias de prensa, y descubrir encuadres insólitos, figuras sorprendentes y posturas llamativas que piden a gritos una caja de imagen a cinco columnas. La gran fiesta del deporte es también la gran fiesta de la fotografía: Cuerpos musculosos en pantalón corto moviéndose de manera sorprendente y grandes espacios llenos de color: el azul del mar sobre el que remaba con el ímpetu de un cortador de troncos David Cal, la roja pista de atletismo en la que Bolt corría los 90 metros lisos+10 de baile caribeño, el negro cielo sobre Pekín hacia el que volaban los saltadores de pértiga o la arena del voley Playa femenino en la que más de un soltero quisiéramos reencarnarnos.

Miles de esas fotos han pasado ante mis ojos durante los últimos 15 días, porque me he encargado del diseño de las páginas olímpicas de Levante-EMV, que eran publicadas a la vez por otra decena de periódicos regionales del grupo EPI, coordinadas por el redactor Moisés Dominguez, que siempre ha mostrado una gran sensiblidad hacia el diseño. Como yo tenía otras ocupaciones importantes, la mayor parte de las páginas que se publicaban cada día eran maquetas prehechas, con unas pequeñas modificaciones. Tampoco tuvimos tiempo de hacer gráficos, ya que tan solo podía dedicar 2 o 3 horas cada tarde a esta tarea. Pero al menos quisimos esforzarnos en sacar cada día 3 o 4 páginas distintas a las habituales, maquetadas desde cero, dejando que fueran las fotos las que nos marcaran el eje visual en torno al cual evolucionarían el resto de elementos informativos. Estas cosas, lo sabemos, solo ocurren en agosto, cuando el departamento de publicidad está de vacaciones y nos deja las páginas huérfanas de anuncios, para que podamos libremente jugar con tamaños y encuadres imposibles en otra época del año, cuando los jefes reclaman nuestra atención y esas páginas para cuestiones más solemnes que el balonmano o los cien metros mariposa.

Además de poco tiempo, disponíamos de muy pocas páginas en color. Hace cuatro años esa era la situación habitual en la prensa española, pero hoy las reglas han cambiado: El País, El Mundo, Público, El Periódico de Catalunya, La Vanguardia, Avui, Diari de Balears y buena parte de la prensa regional española son ya «full color», o al menos en su mayor parte. Así que buena parte de esos colores deslumbrantes que otros podían reproducir, se nos quedaron por el camino, ay. Pero no todo estaba perdido. El maestro Harold Evans nos recordaba hace apenas unos días en The Independent que el blanco y negro en la prensa no está acabado: «El color es una espada y un arma peligrosa al mismo tiempo», asegura. «Muchas fotografías son todavía mejores en blanco y negro. No es solo un juicio estético mío.» No está de más recordar que Harold Evans era editor del Sunday Times cuando publicó en 1981 la primera fotografía en color de un periódico sábana en Inglaterra con ocasión de la boda de Carlos y Diana.

Así que, desafiando nuestra nostalgia cromática, y al igual que en Superdeporte (donde la mitad de las páginas son en b/n, frente al «full color» de la competencia»). tuvimos que aplicar el principio de que el impacto fotográfico no es sólo una cuestión de color, sino sobre todo de tamaño. Sabíamos que el blanco y negro no era el lugar apropiado para la fotos medianas y pequeñas o con mucho detalle, como la natación sincronizada. Pero podían funcionar muy bien las fotos muy grandes, con encuadres dramáticos y primeros planos. Ustedes juzgarán; Hicimos lo que pudimos, aunque sinceramente espero que para cuando se celebren las próximas olimpiadas, en la ciudad de Harold Evans en 2012, ya pueda diseñar en periódicos a todo color. 😉

5 comentarios»

  Pueblo Navajo wrote @

Felicidades por el diseño de las páginas de las Olimpiadas de Pekín y, sobre todo, por tu cumpleaños. Como no sé si esto lo puede leer alguien más, no voy a revelar las primaveras que se amontonan como sacos de arena sobre tus hombros. Pero sí que puedo decir (y espero que alguien lo lea, sobre todo si se llama Ferran Belda) que es una edad lo suficientemente provecta como para que tomes medidas. Aunque la senectud todavía no llame a tu puerta y te siga sentando bien la ropa teenager de Springfield, has entrado en la etapa vital de compartir antes de que sea tarde. Es así de duro. O sea que deja de poner puertas al campo, y restringir tu expresión literaria a tus amigos del diseño. No es justo que, escasos como estamos en este país de columnistas, te limites SÓLO a escribir (por cierto, como Dios) sobre fotos y tipos de letras. Pide una columna en tu periódico y escribe, coño. Aplícate tu discutida máxima periodística («Cualquier cosa bien contada es una noticia») y deja que todos, y no sólo los amantes de la tipografía y los incondicionales como yo, disfruten de lo que mejor se te da delante de un ordenador. Muchas felicidades. Seguiré insistiendo.

  Kristina wrote @

Me encanta el tratamiento gráfico! Habéis aprovechado perfectamente las fantásticas fotos que llegaban desde Pekín, incluso para el blanco y negro.
A los que trabajamos en diarios regionales, estos grandes eventos nos permiten disfrutar de vez en cuando de novedosas puestas en página y de una edición fotográfica especial.
Buen trabajo!

  Juanpg wrote @

Fantásticas las páginas!!!.
Y si tu hablas del color y blanco y negro, que traspié más grande nos paso a nostros en La Voz, si puedes entrar a mi página ahí esta mi anecdota.

Saludos desde Argentina
juanpg

  javier pérez wrote @

Hasta la de Moisés has puesto. Feliz cumpleaños.

[…] Cierto es que el color no siempre es necesario: es más, la contención cromática es más que conveniente en ocasiones. Déjenme autocitarme: “El maestro Harold Evans nos recordaba hace apenas unas semanas en The Independent que el blanco y negro en la prensa no está acabado: “El color es una espada y un arma peligrosa al mismo tiempo”, asegura. ‘Muchas fotografías son todavía mejores en blanco y negro. No es solo un juicio estético mío.’ No está de más recordar que Harold Evans era editor del Sunday Times cuando publicó en 1981 la primera fotografía en color de un periódico sábana en Inglaterra con ocasión de la boda de Carlos y Diana.” (Cuatrotipos, 25/08/2008). […]


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