Vista de Valencia. Descargar alta resolución.
JPÉREZ: Flandes. Corría el año 1557. Las personas pudientes bebían cerveza en lugar de agua para preservar la salud, a causa de las pésimas condiciones higiénicas de las fuentes y pozos públicos. Allí estaba el pintor experto en vistas urbanas Anthonie Van Den Wijngaerde, seguramente algo achispado, quizá descansando de sus viajes por Francia, Italia e Inglaterra. Entonces fue cuando nuestro Felipe II lo contrató para que le decorara El Pardo y el Alcázar de Madrid. Cinco años más tarde, Anthonie, también conocido como Antonio de las Viñas, o de Bruselas, figuraba como pintor de cámara del monarca y estaba afincado en la corte.
62 VISTAS URBANAS ESPAÑOLAS
Felipe II le encargó hacer un inventario gráfico de las grandes ciudades españolas. Con este fin, a mayor gloria de la Geografía, Anthonie comenzó su viaje por la península alrededor de 1562. Cuando Anthonie murió en 1571, dejó como herencia los dibujos de 62 ciudades españolas. Madrid, Cuenca, Granada, Alcalá de Henares…. realizados todos a plumilla y muchos coloreados con acuarelas.
Vista de Sagunto. Descargar alta resolución.
Vista de La Albufera. Descargar alta resolución.
PARAJES VALENCIANOS DEL SIGLO XVI
Desde Barcelona, viajando por la línea litoral, Anthonie dibujó Sagunto (Morvedre), Valencia, La Albufera y Xátiva. Fue el geógrafo investigador Vicenç M. Rosselló quien descubrió, en 1986, la existencia de estas imágenes de parajes valencianos en la Österrreischische Nationalbibliothek de Viena. Gracias a este descubrimiento vio la luz el libro «Les Vistes Valencianes d’Anthonie van del Wijngaerde», editado por la Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de Valencia, (1990) y firmado por el propio Vicenç y otros 8 investigadores más. De su trabajo ha sido robada esta humilde reseña.
UN ATLAS NUNCA REALIZADO
Según cuenta Rosselló, No está claro si Anthonie comenzó su periplo por España con el encargo de que sus dibujos acabaran publicados en un atlas de grabados de la época. El caso es que algunos años después de su muerte en 1571, sus trabajos llegaron al taller de un grabador, como demuestra el hecho de que algunos de ellos tengan la cuadrícula que se les superponía para reproducirlos con los buriles de grabado. Por alguna razón nunca se acabó el trabajo.
LA TÉCNICA DE GRABADO
El grabador debía trasladar el dibujo original a una plancha de cobre recubierta con una capa de brea. Con sus buriles raspaba la brea reproduciendo el dibujo. Después sumergían la plancha de cobre en un ácido que sólo erosionaba el metal en aquellas partes en las que la brea había sido raspada, y así obtenían una plancha de impresión. Tendremos que pedirle a HJF que nos ilustre sobre las técnicas de huecograbado y su relación con la impresión de calidad y gran tirada actual, pero eso será en otro artículo, claro.
¿Cuanto costaría recuperar para la ciudad esta fantástico grabado? Seguramente bastante menos que la decima parte del sobrecosto del Palau de les Arts, por ejemplo. Tanta valencianía y una joya como esta en tierras austriacas…
Recuperem el Wijngaerde!
TGorria