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La noche electoral y el estajanovismo periodístico

HerminioJF.-Minas de Kadievka, Rusia, atardecer del 31 de agosto de 1935. El minero Aleksei Grigorievich Stajanov (Апексей Гигорьевиц Сгаханов en ruso. Disculpen la excentricidad, pero siempre quise escribir en cirílico en un post), almorzó frugalmente antes de incorporarse a su turno, y tras el ritual trago de vodka bajó a la mina con su martillo neumático junto al resto de sus compañeros a entregarse con febril entusiasmo a su misión planificada, asignada por el camarada Stalin, de arrancar de la montaña su cuota diaria de 7 toneladas de carbón. Pero aquel día, Stanajov se aplicó a su trabajo más allá de lo imaginable, y 5 horas y 45 minutos después había acumulado 102 toneladas (14 veces su cuota)

Desde ese día Stanajov se convirtió en un ejemplo para los trabajadores rusos. Viajó por todo el país dictando conferencias contando su proeza, y el régimen soviético comenzó a registrar nuevas hazañas laborales realizadas a la luz de su ejemplo: Incluso la prensa capitalista tuvo que rendirse ante la evidencia (Ver portada de The Times de diciembre de 1935): ningún obrero del mundo sería capaz de alcanzar tan alta tasa de productividad. Había nacido el estajanovismo: El obrero ruso no necesitaba el incentivo del sueldo, ni la motivación de la calidad de vida, ni la excusa del horario. Tan solo con la fuerza de sus manos y el motor de la ideología, era un superhombre imbatible, dispuesto a sacrificar su vida, su familia, su tiempo libre, por una misión mucho más elevada: que la URSS se convirtiera en la mayor potencia industrial del planeta.


Valencia, redacción en noche electoral. Última hora del 27 de mayo de 2007. Es en jornadas como esta, con la plantilla al completo en la redacción, todos los ordenadores encedidos, las emisoras de radio auyando, los periodistas corriendo adentro y afuera de los despachos, y los subdirectores gritando que quieren esa maldita página terminada de una puñetera vez, cuando uno desearía aplacar el hervor de la adrenalina ante el inminente cierre de edición fumándose ese cigarro que nunca fumó, y que ya nunca podrá fumar desde que se puso en vigor la ley del tabaco. Quizás la ausencia de nubes de humo sea el único cambio respecto a la noche electoral de 2003, porque por lo demás, visto lo visto al 90% del escrutinio, parece que van a arrasar los de la America’s Cup.

Y mientras uno teclea sin parar, mira a su alrededor y ve las carreras por la redacción, los papeles amontonados, las camisas sudorosas y el reloj del ordenador que desde la esquina superior derecha de la pantalla le recuerda que trabajando a estas horas nadie puede conducir con dignidad una vida familiar normal. Y es inevitable preguntarse qué demonios hace que tantos jóvenes sigan apuntándose en las facultades de Ciencias de Información deseando formar parte de esta profesión sin horarios y mal pagada, donde los planes generalmente nunca se cumplen y donde las bajas por depresión y las licencias por divorcio se amontonan sobre la mesa de la jefa de RRHH con riesgo de desmoronarse.

Esta madrugada, mientras casi todos duermen, centenares de redacciones como esta tienen todas sus luces encendidas y se apuran las últimas páginas del diario de mañana. Este post es un pequeño homenaje a esos miles de profesionales que velan hoy el resultado de la voluntad democrática de un pueblo que libremente ha decidido que le sigan gobernando más o menos los mismos. Un reconocimiento a Paco, a Mune, a Rafa, a Javi, a Laura, a Juanjo, a Isabel, a tantos y tantos compañeros que, inexplicablemente, decidieron desoir los consejos de sus madres, para acabar apostando por el estajanovismo como opción vital. Entiendo que en noches como esta resulta algo difícil de explicar, mamá. Quizás la única respuesta es que peor sería trabajar.

Postdata.- En 1988, en plena ‘Perestroika’, se desveló que lo sucedido en aquella noche en la mina de Kadievka no fue contado tal y como ocurrió. En realidad el ministerio de propaganda soviético proporcionó a Stanajov un martillo distinto al de sus compañeros, y además colaboraron con él los otros mineros pasándole varias toneladas a su montón. Hubo que hacer un montaje por que ningún minero ruso tenía la más mínima intención de trabajar más horas del convenio para batir un record de productividad laboral en nombre de la revolución. Stanajov tampoco, por eso pagaron su silencio proporcionándole un ascenso rápido en la estructura del PCUS que culminaría con su nombramiento como diputado del Soviet Supremo.

Y hoy lo sabemos gracias al estajanovista esfuerzo de un periodista de Pravda, presumiblemente divorciado, depresivo y dipsómano, que me temo que para rematar su investigación en los archivos del Kremlim, tuvo que hacer horas extras tan solo por el orgullo de esta profesión que venimos a llamar, pese a todos los pesares, la más hermosa del mundo.

Como Paco, Mune, Rafa, Javi, Laura, Juanjo, Isabel…

3 comentarios»

  Noche electoral « CuatroTipos wrote @

[…] CuatroTipos de guardia en las noches electorales, en Noche electoral y el estajanovismo periodístico. […]

  laura wrote @

Soy una de las colgadas que eligió esta profesión y que ayer, domingo, cenó pizza junto al resto de compañeros y se quedó a cerrar un periódico hasta las 12 para que la gente que no tuvo ni ganas de votar leyera al día siguiente eso, que muy pocos quisieron votar…
Pero en fin, sólo decirte que he llegado por casualidad a tu blog, justo hoy (buscaba estajanovismo en google) y me ha gustado mucho el post…y he pensado que ya que además del curro de la votación en si sacaste tiempo para esto, yo, ahora, después de las europeas, lo menos que puedo hacer es decírtelo…que me ha gustado mucho
Saludos

  cuatrotipos wrote @

Gracias Laura. Sorprende que dos años después, alguien aún tenga a bien acercarse por este post.
🙂
HJF


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