Actualización (20 enero de 2009).
Los compañeros del blog Encajabaja, miembros del equipo de diseño de El Mundo, responden a este y a otros blogs acerca de sus opiniones sobre el rediseño de El Mundo en el post «Algunas Puntualizaciones». Agradezco la deferencia de calificar mi análisis como entre los «más ponderados y objetivos». Sé que no es fácil encajar críticas acerca del trabajo propio (aunque mis objeciones se escapan en su mayor parte de las responsabilidades del dpto. de diseño), pero he procurado hacerlo desde la reflexión y argumentando cada una de ellas. Es El Mundo uno de los diarios más vendidos, y uno de los equipos de diseño más numerosos y talentosos de este país, es normal que las expectativas fueran muchas, y que a la hora de juzgarles el nivel de exigencia sea mucho mayor.
HerminioJF.-Hoy El Mundo estrena su esperado «rediseño», y leyendo las reacciones de la blogosfera diseñil, (Maquetadores, Quinta Tinta, La Huella Digital, Paper Papers.) cualquiera diría que su mayor ambición ha residido en calificarse como tal, obligando a la RAE a revisar de manera generosa el eventual uso futuro de dicho sustantivo. Quizás hubiera sido mejor dejarlo en «ajuste» o «retoque», y haber generado un pelín menos de expectación. Aumentar el tipo de letra del texto medio punto y cambiar de sitio la sección de opinión (decisiones en las que personalmente estoy de acuerdo), son cosas que hacemos habitualmente los periódicos de manera discreta. Porque las otras innovaciones estructurales (gran tamaño de las fotos, elementos de apoyo con tramas…), ya estaban desde hace meses, y el resto de los matices cromáticos y tipográficos quizás no den como para tanta página de publicidad de autobombo. Así que entiendo que la gente del oficio como Diego Areso/Quinta Tinta anden un pelín mosqueados ante el interés creado.
Titulares y subtítulos en Valencia (Aka Madison, Aka Century 725, Aka Amts Antiqua), de Heinrif Hoffmeister (1909).
Texto en Imperial. Edwin W. Shaar (1977).
Titulares de deportes, textos de contraste, pies de fotos, cintillos, infografías, etc en Neo Sans, de Sebastian Lester (2004)
Enseguida vamos a por los agravios de Areso, Piqué, Oca y compañía; pero antes permítanme ocuparme de los propios mediante este ombliguista desahogo: Tipográficamente El Mundo suprime la alternancia de sus titulares informativos, y pasa a titular sólo con la Madison de siempre (rebautizada ahora Valencia, pero ya les conté hace tiempo la azarosa historia del nombre de esta tipografía). También mantiene en su texto base la eficiente Imperial, aumentando de 10 a 10,5 el interletraje y aumentando medio punto su tamaño. Así que su verdadera novedad tipográfica reside en el empleo de la reciente tipografía Neo Sans (2004) para titular deportes y para textos de contraste. Y con el lenguaje rimbombante habitual en estos casos, el Mundo proclama que hasta ahora la Neo Sans era utilizada «únicamente por el New York Times y que en Europa no la emplea ningún otro periódico»
El Mundo dice el 11 de enero de 2009 que la Neo Sans no la usaba nadie en Europa…
…Pero la sección de Deportes de Diari de Girona, desde su rediseño de Junio de 2008 ya titulaba con Neo Sans.
Actualización: En un comment P.lo nos informa de que también el Gara había visto la Neo Sans antes.
Atreverse a decir que ninguno de los miles de periódicos de toda Europa emplea la Neo Sans exige tener un conocimiento muy amplio del diseño de prensa, pongamos, bielorruso o eslovaco. Pero no hacía falta rebuscar tanto; aquí mismo en España hay al menos un periódico que se les ha adelantado: Diari de Girona desde el 18 de Junio de 2008 ya incluye Neo Sans (y P.lo nos informa que también el Gara). Lo único que me fastidia es que de haber sabido que sólo la usaba el New York Times me hubiera entregado aún más al «autobombing», porque lo del cruel olvido se lo perdono a El Mundo. En Diari de Girona sólo vendemos 8.500 ejemplares, y aunque si fuéramos El Economista (¿recuerdan?) quizás les dedicaríamos mañana un editorial por la omisión, lo cierto es que la última vez que yo me metí en camisa de once varas (aunque de manera más prudente, y en un triste blog), diciendo que la Warnock de Xornal de Galicia no la había usado nadie, tuve que rectificar. Así que dejemos mi agravio aquí: bastante castigo tienen los pobres con la faena que les ha ocurrido al menos en la edición Catalana y Valenciana de El Mundo. La Neo Sans les ha fallado en las páginas y en su lugar les ha salido….¡La Arial!. Imagínense mi estupor esta mañana cuando he visto los titulares de deportes (y sus pies de fotos, cintillos…) con la tipografía errónea: cuando leía anoche a los compañeros de Encajabaja dándole el adiós a la Helvética no suponía que se referían a eso. Leyendo las páginas de explicación del diseño entendí finalmente que ha habido algún problema que a todos nos ha pasado alguna vez; la peor de las pesadillas para un diseñador (no se lo deseo a nadie…pero ya puestos a fastidiarse el rediseño, si hubiera saltado la Comic Sans, mi ejemplar de hoy habría valido un pastón en el eBay). En fin, tendré que esperar a mañana lunes para comprobar cómo queda la Neo Sans en otro periódico que no sea en el Diario de Girona…Ah sí; y en el New York Times.
La tipografía Neo Sans, en la edición nacional…
Falló en Catalunya y Comunitat Valenciana, y se cambió por la Arial…con desbordamientos de caja en los destacados.
Volviendo al asunto ese de que todos los diseñadores de la blogosfera parece que se hayan puesto de acuerdo para hablar mal del rediseño de El Mundo, me veo obligado a recordar a los lectores de 4T — supongo que casi todos del oficio—, que no hay que hacer rediseños para diseñadores sino para los lectores. A Arcadi Espada le gusta, pues nada: ya saben que, pragmático como estoy últimamente, ahora no tengo nada contra los rediseños prudentes y carentes de sorpresas. Incluso debo ser el único en la blogosfera patria que habló bien del rediseño de Expansión (excepto por lo del gatillazo de las fotos en blanco y negro). Y por el cariño que le tengo a El Mundo (en cuya redacción aprendí en 1998 el 50% de lo que sé de este negocio, y aprendí a aprender buena parte del 50% restante), y a las gentes que allí trabajan estaría dispuesto a hacer de tripas corazón y calificar como «sabio gesto de contención» su nuevo rediseño. Cada uno evoluciona como le da la gana, y si uno tiene miedo de asustar a sus lectores, y de hacer mudanza en tiempos de zozobra, pues nada, que cambie lo justo, siempre que mejore el producto anterior. Pero es que El Mundo ha mejorado poco, y a cambio de tan magro avance hoy ha debilitado su identidad diferencial respecto a la competencia. El prudente rediseño de Expansión dejó al menos un periódico que no remite inmediatamente a Cinco Días, Gaceta de los Negocios o El Economista. Sin embargo el Mundo se ha aproximado más al nuevo (y vapuleado por la profesión) rediseño de El País hasta en su paleta de colores (esos rojo y azul claros). ¿Porqué?
En el blog «Sin Futuro y Sin un Duro», se dedican a buscarles parecidos razonables a El País y al nuevo El Mundo. Y no me digan que no se los encuentran.
No solo El Mundo ha pasado a acercarse estructural y cromáticamente mucho más a El País. También han coincidido al usar un lenguaje grandilocuente para anunciar los cambios y acabar luego justificando la discreción de los mismos con el argumento que no hacían tanta falta. ¿En qué quedamos?. «No nos hemos quedado viejos», asegura hoy Pedro J. Ramírez: «Seguimos siendo el más moderno de los periódicos españoles». No le culpo: yo escribo cosas parecidas cuando hago un rediseño, aunque evito hacerlo en términos tan absolutos: Pedro J. obvia a Público, Avui, Diario de Balears o El Economista, que cuentan con argumentos técnicos, tipográficos y estéticos más solventes para hablar de «modernidad». Él tiene su opinión, por supuesto. El jurado de la SND-E, y quien esto escribe, otra, qué se le va a hacer. De todas maneras olvidémonos de nuestro exigente rol de diseñadores ávidos de sopresas: El Mundo ni puede, ni debe ser el más «moderno» de los diarios españoles (sea lo que sea lo que quiera Pedro J. decir con eso): por su tamaño, posición en el mercado y ‘target’ de lector (Diez años por encima del de los cuatro diarios citados), no creo recomendable que sea más «moderno» de ellos. Sobraba con ser significativamente más «moderno» que su competencia directa en Madrid, pero han decidido deliberadamente no serlo, teniendo la ventaja de que ya hace casi año y medio que el enemigo movió pieza. En suplementos y revistas, El Mundo raya al más alto nivel, vale; pero en las páginas de diario convencional se ha quedado visualmente a una altura demasiado parecida a El País, a pesar de que tienen mejor artillería en su departamento de diseño. Ver para creer. Alguien ha pensado que en vez de luchar por parecer diferente a su gran competidor, lo mejor era resultar —al menos en el aspecto estético— lo más cercano posible, cargándose la teoría del «posicionamiento diferencial» que decían los expertos que había dado la victoria a Obama. Tenía entendido que una buena operación de marketing consiste en no crear falsas expectativas, y en vender lo mismo pareciendo que se es distinto, y no en vender algo distinto pareciendo que se es lo mismo. Uno no puede saber de dónde vino la decisión, pero se imagina de dónde no vino: los diseñadores nos gusta demasiado ser originales y no parecernos mucho al compañero del quiosco. Por eso a veces —yo el primero— elegimos tipografías esperando que nadie más en Europa las haya visto antes, como si al lector le preocupara mucho.
Yo soy lector diario de El Mundo y Público, por ambivalencia, higiene mental o amor al diseño periodístico, vaya usted a saber. No espero lo mismo del uno ni del otro, ni en maqueta, ni en estructura, y por supuesto tampoco en contenidos, como es obvio. El Mundo tenía un buen diseño el sábado y lo tiene hoy domingo; no tenía ninguna esperanza en que se convirtiera en lo que no es, ni en lo que no debería ser y considero que la escasa novedad que hoy aporta no es una valla infranqueable que le pesará como una losa eternamente. El anterior diseño de El Mundo databa de 1998 y había evoluciondado mucho a lo largo de los años, sobre todo en los últimos meses. Éste lo hará también, y espero que en los próximos días vayamos viendo más osadía en su tratamiento visual, más apoyos, más microdespieces, más elementos de lectura rápida, y secuencias foto-texto que sostengan esas páginas y dobles monográficas que prometen convertir a El Mundo en un diario de reportaje y análisis. Pero la paleta cromática-tipo-El País no la pueden (y me temo que no la quieren) cambiar de golpe, y la debilidad en navegación que tiene tampoco: En mi opinion usa cabeceras de sección demasiado pequeñas y poco visibles, y aunque leo en el gráfico explicativo que cuelgo a continuación que usan los colores «para diferenciar las secciones», todas las cabeceras que veo están en azul. Excepto la de opinión, que está en rojo… como El País.
Mañana podremos ver qué es lo que ha ocurrido con la sección de Economía, que incluye los cambios «más evidentes», porque según el diario tendrá los subtítulos en color rojo (?) y las fotos, atención, «viradas en acero». O sea, en blanco y negro con una pátina azulada. Pedro J. Ramírez lo justifica con la siguente sentencia: «Que todas las páginas puedan ser en color, no significa que todas deban ser en color. En el caso de Economía queríamos que mantuviera su identidad propia –seriedad, trascendencia– y, desde luego, lo hemos conseguido». El segundo argumento es discutible, pero hay que reconocer que el primero no: Que todas las páginas puedan ser en color, no significa que todas deban ser en color, desde luego, si ya nos lo recordó el otro día Dios Harold Evans. Pero no es menos cierto que el hecho de que todas las páginas «puedan» ser en blanco y negro, no significa que todas «deban» ser en blanco y negro. Politiken o The Guardian usan fotos en blanco y negro o en color cuando lo consideran conveniente. ¿Por qué la sección de economía de El Mundo no puede hacerlo? ¿Por qué tras el desaguisado de Expansión insistir en la misma idea? ¿Acaso no funciona bien el color en el suplemento dominical Mercados de El Mundo de hoy? ¿Acaso no son el Financial Times o el Wall Street Journal periódicos con identidad, seriedad y transparencia?
Un matiz tipográfico para acabar: Escribe hoy el Mundo que El Magazine cambia su tipografía de cabecera. Sigue siendo la misma, Giza, solo reduce el tamaño. En el interior sí: se basa en la novedosa Archer de Hoefler&Frere-Jones. Por cierto, ¿Les he dicho ya que los suplementos y revistas El Mundo rayan al más alto nivel? Espero con ilusión (al menos no están generando expectativas infundadadas), los cambios en Yo Dona, y el paso a papel prensa de Metrópoli de los próximos días.
PD.- Un agradecimiento: El reloj de Mariné que El País regaló con su rediseño se estropeó en la primera ducha. La película que regala El Mundo hoy, la enooorme Primera Plana de Billy Wilder (1974) es un clásico imprescindible, y durará para siempre. Así que olviden por lo tanto lo que he hablado mal en este post: este cuasi-rediseño se justifica tan solo por esta película y las 9 que faltan. Y disculpen mi vehemencia; Toni Piqué me la contagió, pero en el fondo T*P*, Evans («These grand designs must have stories to back them up»), Pedro J. y yo sabemos que los periódicos no se venden por la maquetación; aunque entiendan que yo tuviera que defender mi terreno o me veo de cabeza de lista en el próximo ERE. Eso sí, me gustaría hacerle a Pedro J. un par de preguntas, pero estaré dando clases de Diseño Periodístico cuando el Director de El Mundo explique a sus lectores algunas lagunas de su rediseño esta mañana de lunes 12 enero a las 12 horas en la página web de El Mundo. Háganselas Vds. por mí, si tienen a bien.
- Páginas del primer número del nuevo diseño en Encajabaja
- La versión de El Mundo: El Mundo estrena nuevo diseño
El ‘Gara’ también usa la Neo Sans desde hace un par de años. Sobre otros parecidos razonables entre esos dos periódicos, no me mojo.