HerminioJF.-Paco Oca de Maquetadores salió esta mañana bien temprano de casa para mostrarnos las páginas del nuevo diario Público (Ver su Flickr). Yo no madrugué tanto, y tuve que recorrer tres kioskos hasta hacerme con el último que quedaba, oculto entre los enormes paquetes sin vender de los demás. Puede que el éxito de ventas venga por la expectación generada estos días y esa tan poco racional y partidista curiosidad humana que motiva hasta a los más escépticos; quizás la tirada que llegó a Valencia no fuera muy generosa; incluso se habla de un presunto boicot de los quiosqueros, pero desde luego regalar DVDs de películas de primera fila como Los Lunes al Sol por solo 0,50 euros, es capaz de convencer a un Legionario de Cristo Rey de dar un golpe de muñeca fatal para La Razón y hacerse hoy con un ejemplar del último vástago de la prensa progresista.
Así que supongo que la FNAC se habrá sumado al nutrido grupo de personas físicas y jurídicas que «per natura» habrán recibido con uñas al nuevo diario: Los de la derecha porque son de izquierdas, y los de izquierdas porque tienen que repartirse la cuota de mercado, haciendo cierto el axioma de los tres grados de rivalidad: los enemigos, los enemigos a muerte y los compañeros de partido. Así que no voy a hablar de contenidos: ya habrá muchos en este momento encargándose de esta tarea y el lector sabrá filtrar qué hay de opinión sincera y qué de interesada frente a un nuevo diario, cuya salida en este negocio solamente parece alegrar a Pedro J., al que le viene de perlas que le abran el frente ruso periodístico a El País para desembarcar definitivamente en el liderato de la OJD.
Público hoy ha nacido siendo el periódico conceptualmente mejor diseñado que se edita en Madrid (suplementos aparte). Su retícula a 6 columnas (5 para géneros), marca de la casa de los nuevos diseños de Cases i Associats, como ADN (Cases, 2006) o Avui (Cases, 2005), le permite un dinamismo en la estructura que los diarios a 5 columnas no pueden tener y que sí emplean los periódicos gratuitos. Nacido a todo color, lo aplica con una eficacia y precisión a la altura de El Economista (Errea, 2006) y no como el resto que por ahora tan solo están siendo «coloreados». No solo emplea códigos cromáticos genéricos para las secciones sino que también utiliza un color señalizador interno, un rojo burdeos, para indicar géneros interpretativos y de opinión. Y aunque no se muestra tímido empleando el color, el recurso a gamas frías, y una mayor sobriedad y coherencia, lo coloca a mucha distancia evolutiva del los festivos excesos cromáticos cometidos en El Periódico de Catalunya (Cases, 2000).
Su portada apuesta por el impacto a lo «Viewspaper» que adoptara del sensacionalismo para el portadismo de la prensa política seria y de referencia Simon Kelner en The Independent incluso antes de que Cases i Associats recalaran allí en 2005. Pero como el diario británico, el diseño interno de Público desmiente que sea un diario «popular» al uso. Nadie puede negar que el texto sigue siendo el protagonista, sosteniendo que se trata de un diario que tan sólo se apoya en la imagen, el gigantismo y el efectismo visual. Menos sobrio que The Independent, el tono de su diseño lo coloca a la altura del estonio Eesti Päevaleht (Cases, 2005) donde la jerarquía funciona sin que recurran a titulaciones desmedidas (excepto en la obertura de Ciencia y Culturas).
Estricto en la aplicación de su retícula, técnicamente es impecable en ejecución; los filetes, los titulares, los despieces, los destacados están en su sitio. Las líneas omnipresentes son inevitables en los diseños de Cases, pero afortunadamente bien lejos de los que emplearía en Opinión de Málaga (1999-2004). Deja los recuadros abiertos en la parte derecha, los filetes internos de los elementos de maquetación son finos y sutiles y emplea muchos lutos, para señalar géneros informativos o incluso en los folios anticipando la fecha y la web, pero siempre de tamaños limitados, de manera que sin ser un diario de blancos excesivos, no muestra la agobiante «estructura carcelaria» de algunos trabajos más primitivos del estudio.
Público muestra un nutrido catálogo de elementos de lectura rápida (apoyos, microdespieces, secuencias foto-texto) que superan en recursos a la mayoría de periódicos de España, y de los que El Mundo, ABC, La Razón y El País, sencillamente (aún), no disponen. Como en Avui los elementos de «navegación» son una prioridad y aplican un intensivo juego de géneros en los que la opinión, las entrevistas y los análisis no aparecen apartados sino que se integran en el cuerpo informativo, lo que le confiere ritmo a la lectura. Como El Economista, emplean titulares calados dentro de la foto cuando ésta lo permite, como Politiken (Palmer&Waston, 2006), los breves discurren a modo de friso sobre las noticias…
Para decepción de Periodista Digital, el nuevo Público no es una mera copia de ADN, porque obviamente su ambición está puesta mucho más allá. Público dispara con «pólvora de rey» y se permite hacer un suplemento de 64 páginas a base de fotones a toda página y siluetas del personal y cuyo texto total a cuerpo 10 hubiera cabido perfectamente en una página. (En fin, ya saben que a mí, acostumbrado a los rigores de la prensa regional, ciertos excesos no me van).
También muestra una ambición infográfica que no tiene reparos en cuanto a forzar el ratio de economía de espacio/cantidad de información apostando por los gráficos estadísticos como centro de impacto visual de la página. En este punto no temen emplear gráficos de flujo estadísticos (cosmogramas) como el New York Times, expertos en promover nuevas formas de mostrar datos numéricos. El pequeño equipo de infografía en el que se ha integrado Chiqui Esteban (ex Diario de Cádiz/Innovation) comparte con NYT también la contención crómatica (en los gráficos en único lugar donde vemos el color gris como recurso de diseño). El gran gráfico de hoy en las centrales y el cosmograma de la página 9 no son más que la declaración de intenciones de un departamento en el que seguro que va a brillar pronto el virtuosismo gráfico de otro joven ex Voz de Galicia como Chiqui, Álvaro Valiño, felizmente regresado al periodismo visual patrio después de un par de años dando vueltas por el mundo.
Para concluir, que Público tenga un muy buen diseño no significa que le guste a todo el mundo ni por supuesto que sea «irrefutable» en todos sus aspectos. Sobre todo a los que dan preferencia a lo «nuevo» frente a lo «bueno», algo muy de diseñadores de gatillo fácil, pero que Nokia se ha encargado de demostrar que tiene bien poco que ver con la lógica industrial. Si algo funciona hay que dárselo a tus clientes y no andar preocupado si se parece a otros. Y desde luego Público no se asemeja (aún) a la competencia directa. Cierto que para un diseñador de periódicos con «un poco de mundo» y un anuario de la SND en la estantería, Público no trae sorpresas. Es Cases 100% y uno no tiene más que jugar a descubrir dónde aplicó primero tal tipo de cintillo, o tal manera de reticular los depieces. Pero sí que es un cóctel bien preparado con lo mejor y más acertado de las fórmulas que Cases ha aplicado sobre todo en los tres últimos años en decenas de rediseños en Europa y Latinoamérica. Las portadas de ADN/The Independent, los despieces de La Nación de Costa Rica, las tramas de los breves del Universal, la diferenciación de géneros de reportaje/análisis del Avui…
¿Cómo reprochar a Cases que se parezcan a sí mismos, que apliquen a su último gran encargo los trucos que han ido aprendiendo a lo largo de 15 años de evolución como estudio en centenares de diarios? ¿Cómo decirle a Bono que evite mezclar la voz grave y el falsete, o a The Edge que deje de usar el célebre «delay» en su guitarra pretendiendo que los U2 dejen de parecerse a los U2? Cases se parece a Cases siempre, aunque alguna vez más que otras, (y ésta es una de esas veces), pero a día de hoy Público tiene una identidad propia en su mercado, y si una bomba nuclear enviada por los amigos de Génova 13 acabara esta tarde con Público y su hemeroteca, el más despistado de sus lectores sería capaz de recordar cómo era una de sus páginas dentro de unos años.
Suerte en el nuevo proyecto. Por la parte del diseño la cosa ha empezado bien, aunque habrá que ver cómo evoluciona el asunto y sobre todo me veo en la obligación de recordar a Nacho Escolar que algunos de los diarios más renovadores de los 90, El Sol, Die Woche o The European, tienen algo en común: 1) Según la SND atesoraban alguno de los mejores diseños de su generación, 2) Hoy todos están muertos. La verdadera carrera para la consolidación de Público empieza a partir de ahora, cuando la competencia contraataque y se agoten los DVDs para regalar. Será entonces cuando la ley de la selva empiece a aplicar sus propias reglas, los diseñadores demostrarán su capacidad de reacción ante los imprevistos del maquetero, y la calidad del producto informativo será el verdadero gancho del negocio. Un mal diseño hunde un periódico, pero uno bueno no lo salva. Los contenidos son el único salvavidas disponible y siempre habrá margen para mejorar: Por lo pronto hoy en la página de la TV se les ha colado la programación de ayer.
No es que madrugue mucho, sino que uno tiene un niño al que llevar al cole. De todas formas, en mi quiosco habitual tampoco tenían a las 9:00 (sólo le habían llevado 4 ejemplares). Eso sí, sólo tuve que ir al quiosco habitual número 2 y allí estaba. Por cierto, espléndido tu análisis del diseño de Público. Lo enlazo desde Maquetadores pero que ya. Un abrazo.